“Un Salmo que canta por la paz”
Una historia guaraní menonita
A mi hermano Pancho
Juan Tausk
Un día de trabajo con unos cien mediadores de todas las colonias menonitas del Paraguay. Otrora venían de dar de latigazos a los transgresores y de expulsar a los malvados fuera de la comunidad, para marchitarse en la diáspora “latina”, como llaman a los paraguayos que no son ni indios ni ellos. Entendieron que así se les iban las cosas de las manos y se formaron en la resolución colaborativa y amable de los conflictos. Procurando no un Edén celestial sino una convivencia posible.


Extraño su hotel de Asunción: tan simple como de una limpieza imperiosa y tan germana. Ahí entendí la palabra inmaculada:” spotless”. En el baño, la cara no entraba entera en el espejo. ¿Cómo mirarme para saber cómo me veo? Apenas entraba un ojo.
Menonitas venidos de Canadá algunos, otros de Rusia en los ´30s. Perseguidos por los zares, vapuleados por los nazis, deportados a siberianos Gulags – gracias a la reconocida hospitalidad stalinista.

Me asombra, pues la tarde anterior, al recorrer el infinito laberinto del mercado central de Asunción, me había impresionado la mirada lastimera del lechón, bueno, su cabeza, en un fondo de hedor sanguinolento. Además, el espejucho estaba al costado del lavabo, o sea que, para empezar el día, ya me sacaban de eje. Me entero que es sólo para afeitarse, pero no para andarse mirando. Consigna de varias religiones: la modestia, el recato y la no infatuación de sí, o sea yo. Es decir: no te la creas.
Estaba un poco perdido y así me dirigí a desayunar con hombres y mujeres rubios y rudos que hablaban en un bajo alemán del siglo XVII – plautdietsch– o en un español cargado de acento germánico. “Wurscht”, quesos varios, panes de centeno, café y “porridge” y todo lo demás, propio para iniciar el día de un campesino. ¡Pero si éstos lo eran!
Menonitas venidos de Canadá algunos, otros de Rusia en los ´30s. Perseguidos por los zares, vapuleados por los nazis, deportados a siberianos Gulags – gracias a la reconocida hospitalidad stalinista. El Sacro Imperio Romano Germánico ya los pasó por el fuego o la espada, por el atrevimiento de bautizarse de adultos y por ello el nombre “anabaptistas”. Hasta el populista Hugo Chávez les quita sus tierras, en su cumbiambera y cruel reforma agraria.
Recorrieron el Chaco Paraguayo con sus carretas tiradas por bueyes y, de la nada – sábana pelada y nativos “elneth” – construyeron ciudades como Loma Plata, Philadelphia y otras. Crearon industrias de la carne, agricultura y ganadería, el 75% de la producción láctea es de ellos, hospitales, hogares de ancianos y las mejores escuelas del país. Mientras Manfred le habla a sus vacas y a la vez también conmigo, me cuenta que exportaban carne “Kasher” a Israel y que participó del concierto de 420 arpas paraguayas: un increíble premio Guinness. Obviamente tocaron el Pájaro campana. Escuchalo .
Potencia económica, el Paraguay les aceptó la condición de no hacer la milicia. Los rigen dos principios absolutos e irreductibles: pacifistas que no tocan las armas contra otro ser humano y la férrea convicción evangelista de mantener la palabra empeñada. Quizás alguno recuerde la mágica revista cultural El escarabajo de Oro, de Abelardo Castillo que, cual insignia, ostenta en su tapa la frase de Nietzsche. “Di tu palabra y rómpete”.
Entendí: cumplen sus compromisos con una verdad honesta y un esfuerzo laborioso e imaginé que, si fuera banquero, los preferiría: nunca un “te la debo” o un “paguedios”. Pagan hasta el día anterior al vencimiento. Seguro que todos se matan por darles crédito. ¡Ay de mi Argentina!
Salgo al patio del hotel de los menonitas y no puedo creer la cantidad de Hillux extra large estacionados. Vinieron desde lejos. Me cuenta el pastor Godfried que deben bajar la presión de los neumáticos para recorrer los 450 km al Chaco, porque la ruta tiene más pozos que superficie plana y se los conocen todos.
Sus pastores son tan influyentes como sencillos. Mis regalos eran aceptados si tenían su aprobación. “Si los CD los trae Juan, está bien”. Da un pequeño placer estar del lado de lo correcto y de Dios, por una vez.
Un día trabajando sobre la negociación, el diálogo y la escucha activa, o bien llamada inconsciente en freudiano. Saber qué quiere uno, qué desea, cuál creencia fantástica lo atrapa, detrás de sus intocables y narcisistas verdades, protegidas cual trincheras de una imaginaria línea Marginot. Arduo hasta para el más pintado. Pero eso permite llegar a entender dónde se guarda el otro y qué es lo que necesita y desea. Al final, ese es el arte de la vida y el amor: saber hacer con la agresividad y lo “inefable”. Hombres y mujeres, algunos jóvenes, otros más encaminados en la vida, pero todos con una sonrisa honesta en sus semblantes.
Ya al finalizar el encuentro, no puedo evitar comentarle al pastor Manfred que el clima fraterno y amoroso me hacía recordar una canción que cantábamos en los campamentos juveniles. Me pide que se la cante y me excuso que solamente la sé en hebreo y ahí va:
“Hine matov umá naim , shevet ajim gam iajad”.
“¡Ah, sí! nosotros también la cantamos, pero en español”, me dice con su acento tan teutón. Eleva la palma de su mano invitando a todos a ponerse de pie, lo que bien saben lograr los pastores de todos los credos y empiezan a cantar al unísono, con entusiasmo y fruición, ¿se dice así, no?:
1.“Cuán bello y agradable es cuando los hermanos conviven en
armonía,
- es como las gotas de aceite que ruedan por las barbas
y las vestiduras de Aarón”.
¿Cómo evitar que, también, oleosas lágrimas rueden por mi rostro y la sensación del pecho, ahogado por un suspiro de emoción? ¡Era la misma melodía que, atravesando las calles de Jerusalem, Thessaloniki y los suburbios de Buenos Aires, reencuentro nuevamente en las voces de mis amigos menonitas de Asunción! El mundo es ancho, pero no tanto.
Manfred me dice en voz baja. “La primera frase es lo que creemos, pero en la segunda, ¿qué tiene que ver el Sumo Sacerdote?” Le cuento que yo pensé que era una canción de “majané” . Campamentos donde los jóvenes descubrimos que también hay amor más allá de los padres y empezábamos a declararlo a diestra y siniestra, sobre todo en los fogones donde, como sin querer, queriendo, nos íbamos enamorando. Había que navegar el sutil arte del “¿Te querés meter conmigo?”.
“¡No! Es el salmo 133. ¿Puedes aclararnos? ”. Me baja de la evocación. Es asombrosa la modestia y el respeto de esta gente. Me encantan. Le digo que en Buenos Aires lo busco en la Biblia y trato de entenderlo y “te cuento a qué llego”. Era un desafío, pues me hace responsable de la tradición hebrea e imagina, mal, que yo debiera saber.
¿Qué cosa sería esa frase tan “derrapada” del óleo y esa barba tan sacerdotal?
II
Lo primero que hago al llegar, ante tanto desafío bíblico, es buscarlo. Lo que me sorprende es que es el más breve, apenas cuatro líneas. Usted lector lo sabe, los demás son tan extensos como intensos en elogios, ruegos y a su vez planteos al Señor Dios. Algunos de una belleza conmovedora, que los hace eternos. “Shir hamaalot” les antecede: Canto de las Ascensiones.
Leo el tercer verso:
- “es como el rocío del monte Hermon
que desciende sobre los montes de Sión”
Esto, más que aclarar, oscurece. ¿Qué tiene que ver?
Descubro, como haciendo esa fuerza para descorchar la botella de vino, que se repite un elemento secundario: la gota de aceite y la gota de rocío. ¿Qué logra el poema? Trasladarme a otro lugar: a los Montes de Sión. ¡Pero ahí no sé qué hacer!
Pero mi oficio de lector de Chandler y la novela negra norteamericana y un poco también de escucha psicoanalítica, me ayudan a saber esperar y confiar. A darle importancia a lo insignificante, tanto por nimio, como por no parecer portar idea alguna, que se sepa. Confiando que, aunque no la vea, sé que está. O sea, que nada está porque sí, hasta incluso en los discursos de nuestros fatales políticos.
Pongo en suspenso mi inquietud y sigo:
- “Porque desde allí ordenó Dios
la bendición y la vida eterna”.
Ahora sí hay un salto metafórico que ilumina algo nuevo. Fíjense, no lo dice de una: “¡Trátense bien y se salvan!”, lo que es más bien una orden a cumplir, en un lenguaje sin lucimiento ni metáforas, que no permite que el pensamiento flote ni que las ideas respiren. Así se propone la “neolengua” del Gran Hermano, en la novela 1984 de George Orwell. Lo que se dice, es lo que es y ¡ya! Para qué tanta poética y juegos de palabras -alguno sabrá decir – “que no van conmigo”. La mayor parte de la gente que conozco no gusta leer poesía, salvo dosificada en una canción.
En este poema – no otra cosa es el salmo – hay elegancia, sugerencia, interrogante y suspenso. Se recorren mundos e ideas que destellan y parpadean y, sin saberlo, se arriba a un puerto novedoso, en que la bendición recae sobre los hermanos que se quieren bien, que construyen paz, justamente por eso. Eso no lo inventa Dios desde los montes de Sión y “baja línea”- sino que son los hombres que se elevan: ascienden. Los que quieren vivir en paz consigo mismos y con los demás.
Les envío estos pensamientos a mis amigos pastores y recibo un “Estamos de acuerdo” y en acto, se realiza el sentido mismo del salmo. Me dicen que van a buscar quien les haga los arreglos musicales, para cantar el salmo entero. Ojalá acompañado por el arpa paraguaya, que a todo aporta nostalgia, alegría y ternura.
O sea que las metáforas, como el deseo, son eternos, siempre van por más. Este salmo entonces vale para la vida en la familia y en la comunidad, por qué no en las empresas y organizaciones y las relaciones entre naciones, en los que infinitamente se anhela acercar a una buena vida y desandar la sordidez de la malicia, los horrores de la envidia, la miseria de la discriminación y la impiedad de la violencia urbana y de la guerra.
Reclama estar siempre construyendo paz.
Un trabajo de toda la vida y de todos. ¿Por qué no para mí y para vos?
Y como se dice en guaraní:
¡Ajépa iporã ha igustoite umi ermáno oiko oñondive peteĩ ñeʼẽme!
“Cuán bello y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía”
1 Psicoanalista, mediador y coach organizacional, escritor. jtausk@gmail.com
2 El libro del autor: “La tenacidad del odio y la fiesta de la vida: negociación y psicoanálisis para una convivencia posible”. Psicolibro. 2019. Buenos Aires. Si lopides, lo puedes recibir sin costo en versión digital o lo consigues impreso en Cúspide.
3 Impresionante, escúchalo. https://www.youtube.com/watch?v=U8zt-ZmGojM y si te gusta,
empacháte con https://www.youtube.com/watch?v=FVOXFgQTqK4
4 “Inefable” Magistral poema de Delmira Agustini. Uruguaya. 1886-1914. Leer con cuidado: no hay
vuelta atrás. https://ciudadseva.com/texto/lo-inefable- k
5 Un video con esta canción de Jame Wilson. www.youtube.com/watch?v=NSx3DBqA8UA
6 RAE : Goce, Complacencia.
7 Campamento en hebreo. Aparece repetidamente en el Pentateuco y otros textos bíblicos.
8 Mi amiga de Montevideo escribe: “Bello ese salmo ; lo cantábamos en la iglesia. Al son de la guitarra…y aún lo seguimos cantando en los campamentos de niños, de familias …”
9 Ascensión al “Beit hamikdash”, al Templo de Jerusalem, dos veces destruido. Diferente de Asunción de la Virgen, la ciudad donde estábamos, o de la Ascención de Jesucristo.
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