Pandemia y la docencia resiliente

Juan Tausk

Rita Pierson fue maestra durante 40 años en suburbios pobres en EEUU, con una importante población de gente de color y relata su experiencia en una conferencia TED1 – que merece ser vista – con su musical tonalidad afroamericana. Cuenta que ha observado a gente enseñar, algunos mejores, otros peores, y se asombra con lo que una colega afirmó: «No me pagan para querer a los niños».

Le responde que los niños no aprenden de la gente que no les gusta. Comparto dos breves relatos de Rita. Uno en que puede mostrar una debilidad y ser honesta con sus chicos. Ellos sabrán ser generosos a su vez.  «Miren, chicos, necesito disculparme. Enseñé mal toda la lección. Lo siento muchísimo». Los niños le contestan que: «Está bien, maestra Pierson. Estaba tan entusiasmada, que la dejamos seguir».  La otra anécdota es bien interesante. Pues valora lo que el niño tiene y le ofrece porvenir.

• Les di un examen con 20 preguntas. Un estudiante tuvo mal 18. Le puse un «+2» en su hoja y una carita sonriente.

• Maestra Pierson, ¿esto es reprobado?» 

• Sí. 

• Entonces, ¿por qué me pone la carita ?»

• Porque estás en una buena racha. Acertaste dos. No estuviste todo mal y luego que lo revisemos, ¿no lo harás mejor?

•  Sí, señora, puedo hacerlo mejor

Cuenta que un «-18» te arruina la vida, pero un «+2», es algo, tiene valor.  Veracidad, cuidado, estímulo, reconocimiento, desear lo mejor para el otro y sin duda, enseñar.

Ciertamente muchos docentes no solo se identifican con esta actitud, sino que la desarrollan. Sabemos que los mejores resultados de la experiencia de enseñanza y aprendizaje se da en un contexto de afecto y respeto. El mejor profesor, el que fue más respetado y querido, en nuestro recuerdo escolar, ha sido el que quiere mostrarnos el mundo con generosidad, el que nos mira y escucha, el que quiere a sus alumnos y se deja querer. El que está para uno y sobre todo con uno. Esto hace de un docente, un agente de resiliencia, como veremos.

En el contexto de la pandemia, muchas cosas se han dado vuelta. La enseñanza a distancia requiere tanto más de nosotros, en cuanto a la transformación del modo de comunicarse así como el desarrollo de recursos que no nos eran habituales. La mirada pasa a ser diferente, mediada por una cámara, a la distancia, sin acompasar la “respiración con el otro”. La invitación a participar y a comunicarse en un contexto en que no todos disponen de los recursos tecnológicos y los que los tienen, los deben compartir con hermanos y padres que también trabajan a distancia. Pero además, incluirse en esta lógica de enseñanza trae nuevas dificultades a los niños y claro, a los docentes.

La presencia, el habitar con los otros, el humor, el juego del lenguaje generador de metáforas e ideas nuevas, el verse y mirarse, la complicidad, el habitar grupos y construir comunidad, mucho de eso se ha visto dificultado si no imposibilitado en la enseñanza online y en las clases presenciales salteadas. Sin embargo, el desafío es encontrar nuevas maneras para poder realizar la función docente, maneras que seguramente han de quedar postpandemia, por ser recursos ricos y constructivos.

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En el contexto de la pandemia, muchas cosas se han dado vuelta. La enseñanza a distancia requiere tanto más de nosotros, en cuanto a la transformación del modo de comunicarse así como el desarrollo de recursos que no nos eran habituales

Los docentes se ven en dificultades. Sostener y apoyar a los padres, ampliar sus redes de comunicación con ellos, aprender y desarrollar nuevas competencias para enseñar, estar atentos a sus alumnos que han padecido no pocos efectos adversos de la pandemia y las cuarentenas. Además, los docentes mismos sufren sus propias dificultades anímicas y económicas producto de la pandemia, incluyendo a sus propios hijos, que pasan por lo mismo.

Son reveladoras algunas ideas que vierte Axel Rivas, docente de UDESA, en “Pedagogía de la excepción. Cómo educar en la pandemia”1. Mirar a los alumnos, escucharlos y poder vincularse con la singularidad de cada uno, en el contexto de lo grupal. Entiende que algunas formulaciones curriculares y didácticas deberían no estar sujetas a un modo de aprendizaje único, sino planificarlas considerando las diferencias de modos de aprendizaje (Andrés Oppenheimer2) Se han desarrollado programas diversos en matemáticas que “entran” por diferentes lados para que cada alumno encuentre su modo de entender. Poder llevar a que al alumno le valga la pena aprender y que eso le genere alegría. Pienso que eso debe ser también válido para el docente – a veces abrumado por lo urgente y por las contingencias institucionales – que se queda sin espacio, energía o tiempo para habitar una experiencia que le genere alegría también a él.

Rivas observa que la pandemia puede ser un laboratorio de una conversión pedagógica. Entiendo que su mirada apunta a hacer de la adversidad un punto de apoyo para crear y superar lo ya dado. A mi entender eso caracteriza a la actitud resiliente en una comunidad educativa, que se sostiene en también en el uno por uno, que como observamos más arriba en Rita Pierson.

La idea de resiliencia, bien incorporada al pensamiento actual, debe entenderse como un concepto dinámico y no una cualidad u objeto que se tiene o no se tiene: se obtiene. Se genera activamente y se produce con otros. Siguiendo a Boris Cyrulnik 1 (sus libros son preciosos) no se trata de una receta para la felicidad, sino más bien una estrategia para afrontar la desdicha y la adversidad, que permite lograr placer y ¿por qué no? felicidad en la vida, pese a todas las contingencias. Pero eso, insisto, funciona sólo si se hace con otros: es un acontecimiento en comunidad. Es encontrar junto con otros los modos para protegerse y proteger a los demás de lo traumático, del dolor, de los riesgos y las amenazas, de un modo que sea socialmente apropiado. Pero, sobre todo, que ello genere renovada fuerza y crecimiento y transformación personal.

Los indicadores esperables resultantes de un proceso de resiliencia son similares a lo que se espera de la salud personal tanto en lo psíquico y físico como en la vida social. Podemos recorrerlas rápidamente, pero vamos a resaltar dos en particular, confiando que el lector las sabrá ubicar en las diferentes edades de niños y jóvenes, e incluso en adultos.

Que la persona pueda reflexionar y mirarse críticamente a sí mismo, conozca las necesidades propias y de los demás – que generen autoestima – , que tenga capacidad de relacionarse y establecer lazos afectivos, que tenga iniciativas y que procure lo nuevo en lo ideativo y en la acción, que tenga sentido del humor (la risa, esa bendición) , que tenga capacidad para hacer sus actividades, sea estudiar o trabajar, y que pueda sostener valores morales, reglas sociales, sabiendo de los límites entre uno y el otro. La posibilidad de aportar a lo colectivo, ser solidario y empático con las necesidades y carencias de los otros, sin descuidarse. Sin duda que tenga principios que rigen su conducta. Todo ello resulta en una saludable autonomía. Ahora bien, si vamos a pensarlo, probablemente estos indicadores responden a criterios genéricos de salud mental. No se vería aún la utilidad del concepto de resiliencia.

Miremos desde otro lado. Nuestros niños y jóvenes que han atravesado y atraviesan la pandemia – que quizás se extienda aun en el 2022 – han experimentado situaciones traumáticas, de stress y de exigencias para las que quizás no tenían suficientes recursos psíquicos para afrontarlas. Entiéndase el temor a enfermarse o que se hayan enfermado los padres, de la angustia social generalizada junto con el enojo, la inermidad y la desesperación.

Es aquí donde es necesaria y entra la función docente para aportar a restañar las heridas y potenciar un retorno a una normalidad y a superar la adversidad habitada, incluso estando atravesándola el mismo docente.

Ahora sí conviene resaltar los dos temas centrales que definen la experiencia resiliente. Una de ellas es tener un sentido de para qué o porqué voy a avanzar en las duras contingencias de la vida. Veamos dos polos. Uno es el que destaca Victor Frankl1 al referir que, en los campos de concentración, él estuvo internado en uno, los que mejor sobrevivían a esa dura existencia eran los que tenían ideales, como ser los políticos – tenían una aspiración y propósito para sobrevivir – y los religiosos, dada su fe. Pero el acento está en que se tenga un propósito, un objetivo, una meta que den sentido a su existir. Esto sin duda incluye siempre a otros. O sea, que no se entrega, no renuncia, aun en las mas difíciles adversidades.

Pero bajando a nuestras prácticas docentes es cierto que debemos poder avanzar en descubrir e innovar los recursos de enseñanza que conmuevan, atraigan, generen curiosidad y desafíos a los alumnos. Que tengan un propósito para ellos. Eso no se impone, claro, se conquista con una actitud abierta, empática, de buenas miradas y al escucharlos. Ciertamente atendiendo a los contenidos a trabajar y las competencias a desarrollar, incluso si se los “aggiorna”, lo que en la práctica sucede todo el tiempo. Pero esa tarea debe poder generar un sentido, una dirección a la que se sume el alumno y que le sea propia. Tiene que haber algo para él. Eso lo vimos con la adorable Rita. Allí lo vemos, la construcción de un propósito no lo hace el niño solo, que como en el caso referido, se da por perdido.

Debe haber alguien. He aquí la clave de la resiliencia. Su núcleo duro. Pero todos lo sabemos pues lo hemos vivido, a veces sin registrarlo o significarlo suficientemente. A un grupo de docentes les he pedido en una evaluación en un curso1, que describan qué es lo que hizo una persona que hayan considerado un modelo en sus vidas, que haya incidido en su vocación y tarea como docentes. Las descripciones de lo que han hecho y más aún transmitido – tanto más importante – madres, padres, directores y maestros de primaria y secundaria y no pocos directores y supervisores cuando ya eran maestros ,fue decididamente conmovedor.

Alguien hubo para acompañarlos, alguien estuvo con ellos, de su lado.

En el contexto de la adversidad, cuando uno siente que no hay salida y menos un horizonte, hay alguien que piensa que tienes valor, que cree en vos, te hace un lugar en él, te acoge y espera algo para vos. Ese otro tiene un proyecto, el tuyo y está dispuesto a acompañarte a saber esperar, a atravesar el desconcierto y la desilusión para que pueda hacer el esfuerzo necesario.

Hay una palabra que sabía enseñar el maestro Fernando Ulloa2: la ternura. Un poeta lo dice así “… la expresión que no podía encontrar/la forma más sublime del amor/debía llamarse ternura.” Sí, es la palabra de la actitud resiliente.

Alguien que no te “cuelga”, que no te abandona a tu suerte. Alguien que identifica tus adversidades, le significan algo y te valora, valora tus logros. En una actitud honesta, de decir la verdad, de no “melonear”. Allí va el docente. Después habrá todo tipo de recursos, de los existentes y de los que se inventen. Los que cada uno tiene a su disposición, los que redescubre en sí y los que aprenda de otros.

Allí debe estar el docente. Porque habrá que ayudar a restañar muchas heridas, ayudar a reinsertarse y reconstruir los grupos con los que los niños habitan, fortalecer sus habilidades afectadas por la ausencia. Donde los niños sabrán reconocer, como siempre, quien está con ellos, quien los quiere, que los quiere mejores, que les quiere enseñar, que potencie la iniciativa, que alumbre lo novedoso y la inventiva, que acepte la distracción y la necesidad de callar. Los tiempos de cada uno.

Sí, estas ideas estaban ya presentes en la actividad docente. La diferencia es que ahora son no solo necesarias, son indispensables. Sin duda requieren de mucha honestidad y credibilidad. Pero atención, están lejos de la denominada “autoayuda”. Libros que proliferan en las mesas de las librerías, posiblemente por la necesidad de orientación que los tiempos cambiantes generan en nuestras sociedades. Saber qué y cómo hacer-Pero en general, son menos ayudarse a uno mismo, que imponer una serie breve y clara de indicaciones de lo que hay que hacer. Te ordenan, a todos por igual y parecen conocerte más que uno a sí mismo. Si no se ameritan los logros prometidos, la culpa será nuestra. Pueden verse algunas ideas más en “Autoayúdese, es una orden” 1 La práctica resiliente está lejos de ello. Mas bien en las antípodas.

Cuando se habla de los cuatro jinetes del Apocalípsis, se refiere a La muerte (o la peste), El hambre y La guerra. Pero ¿y el cuarto? El cuarto jinete es La esperanza. Allí se coloca la actitud resiliente. Que no es la ingenua ilusión de un bien supremo, sino un trabajo a realizar con otros. No solamente con nuestros niños, es también con sus padres y sin duda con nuestros colegas docentes, porque es una tarea que solo es posible en comunidad y construyendo comunidad. Después vendrán las diversas acciones que pueden generar contextos resilientes2. Es un tiempo, en un contexto tan difícil de habitar, para producir creativamente.

Para concluir, un poema de Jacques Prevert (Paroles,1946) “El escolar perezoso” 3resume la idea de generar alegría con los alumnos y en nuestra vida docente.

Dice no con la cabeza
pero dice sí con el corazón…
…. con tizas de todos los colores
sobre el pizarrón del infortunio
dibuja el rostro de la felicidad.

1-https://www.ted.com/talks/rita_pierson_every_kid_needs_a_champion?language=es
2-https://www.udesa.edu.ar/sites/default/files/rivas-educar_en_tiempos_de_pandemia.pdf
3- “Basta de historias” Ed. Debate
4- “El murmullo de los Fantasmas-volver a la vida después de un trauma.” (Ed. Paidos) y “Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina una vida” (Ed. Gedisa)
5-“El hombre en busca del sentido.
6-En Universidad Tecnológica Nacional/12ntes Posgrados en educación : Diploma Universitario en Liderazgo, gestión de conflictos y mediación en instituciones educativas. 2020 y 2021.
7-Psicoanalista argentino ya fallecido. “Historia clínica psicoanalítica. Historia de una práctica” Ed. Paidos
8- “La tenacidad del odio y la fiesta de la vida: negociación y psicoanálisis para una convivencia posible”. Del autor de este escrito.
9-Unicef tiene varios textos on line, ricos en propuestas.
10- https://cuatrogatos.org/blog/?p=149

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