Carta desesperada de una poeta gazatí

Juan Tausk
Marzo 2025

Una poeta gazatí, Fadilah (significa virtuosa, educada), me ha enviado una carta en árabe – que he hecho traducir por una poeta local musulmana – colmada de temor y de horror, pero también de anhelo por la vida y la libertad.

Me solicita – y cumplo – en darla a conocer, para mostrar que hay palestinos en Gaza que sostienen con sus vidas, el grito desesperado de tantas mujeres iraníes, saudíes, afganas y pakistaníes: “Mujer, vida, libertad”.

Mi intención es mostrar, en un momento de tanta ira, temor y desapego, que hay
palestinos que sufren la represión de las milicias que los dominan, se obligan al silencio y temen por sus vidas, como nos ha pasado a los argentinos en la funesta época de la dictadura militar. Nosotros tampoco fuimos sus cómplices y gritamos: “Se va a acabar, se va a acabar…:”. Y se acabó, quizás para nunca jamás, pero eso depende de nosotros. Es extraño que festejemos el inicio de la dictadura y no su final: será que es para estar alertos y prevenidos.

Verán a su vez la preciosa y delicada escritura de Fadilah. Y su valentía.

“Estimado colega poeta. Junto con saludarlo, le cuento que su correo me lo ha facilitado nuestra común amiga, Somaia Ramish, la poeta afgana en el exilio. Ella, como tantas poetas preciosas de la mágica ciudad de Herat, fueron silenciadas, sometidas y aterrorizadas. Nos reúne a todas su frase irrenunciable:

“….de la muerte hemos regresado vivas
Mujer, vida, libertad”. 1.

Es extraño que festejemos el inicio de la dictadura y no su final: será que es para estar alertos y prevenidos

Sé que poco podrás hacer más que recibir mi mensaje, pero me habita la necesidad de descargar mi alma de la pena y el horror en que se han tornado nuestras vidas y hacerme un lugar en ti. Si resumiera mi sentir, lo diré con mi poema:

“Si el dolor no me protegiera, hubiera perecido en la abundancia de mis lágrimas, desde lo más hondo de mi tormento pido justicia y desde las entrañas de mi destierro, socorro” 2.

Querría que el mundo conozca cómo vivimos y cómo somos los que aquí estamos en la antesala del “yahannan” (infierno, cárcel de dios). El padecimiento al que estamos sometidos en este campo de concentración llamado Gaza. Pero despiértense los progresistas del mundo, no crean que es porque estamos cercados por Israel y Egipto: es Hamas que nos tiene atrapados y ningún país árabe nos quiere, mientras simulan solidaridad. Nos temen.

Pero mi gente es buena, habita la tradición abrahámica de la hospitalidad– como Muhammad, nuestro padre – de la solidaridad, el respeto y el agradecimiento. Nos enseñaron el odio al “perro” judío, desde las escuelas que el mundo occidental financia.
Pero mi experiencia de cruzar cada día a trabajar a un “qibús” cercano, lo desmiente.

Gente generosa, contenta y laboriosa. Pero Hamas y no nosotros, la violó y la mató a Mijal, mi amiga uruguaya, una joven de mi edad, hace poco más de un año. Tiembla mi mano al escribir, también a su pequeño. De tarde tomábamos mate – eso es de ustedes – mientras dábamos la teta a nuestros bebés y hablábamos de la vida, del enamoramiento y de la decepción. ¿En qué éramos diferentes?

Hace poco vi a mi vecino Hakim en un ataque de furia y locura, vociferar en la calle contra Hamas. La gente lo escuchaba callada y en nuestros semblantes ni un gesto, cuando llega la camioneta con cinco hombres de Hamas. Lo molieron a palos sin parar hasta, y eso es literal, quebrarle todos los huesos del cuerpo, para dejarlo vivo, como muestra. Seguro que has visto ese video, sudaban los milicianos y perdían el aliento por el esfuerzo. Eso sí, hay que ir a las marchas y hay quienes controlan que grites y agites banderas a riesgo de recibir una paliza o dejar de recibir vituallas con que el mundo nos alimenta o dinero en efectivo. Eso sucede en tantos países y quizás en el tuyo también.

Cómo me enoja cuando lanzan miles de misiles para provocar a Israel, pues no pocos caen adentro de Gaza. Cuando Israel responde, nos avisa con volantes lanzados desde aviones y llamadas por whatsapp, pero Hamas no nos deja huir. Pero ellos sí se esconden en su “metro”. ¿Como es que en las granjas agrícolas del Negev, cada casa tiene un cuarto seguro o un refugio para todos? Algo debe significar. Yo perdí amigos y primos y hasta el sueño. Y las ganas de vivir.

Mi bisabuelo me contaba que en Palestina, la pobreza era general y solo eran ricos unos terratenientes que dependían del gobernador otomano. Cuando la guerra del ´48 , se vino
a Gaza, pero los primos se quedaron en Abu Gosh y hoy son prósperos y también ciudadanos. Pusieron un restaurant, uno es juez, incluso otro director de un hospital, ¿te imaginás? ¿Perros judíos? ¡Perros milicianos de Hamas! Quita esta frase, me puede costar la vida.
Acá los ricos son los que trafican con mercadería que se roban de los camiones de ayuda y los que compran joyas a precios viles. Vendí el anillo de la abuela, de oro y esmeralda, tan querido en la familia: se lo vi puesto a la mujer de un miliciano y, humillada, tuve que callar.

Escribí ha poco:

“No voy a bailar,
no prestaré mi alma ni mis huesos
al son de tu tambor de guerra
lo conozco, no tiene vida…” 3.

Los milicianos se cubren las caras, pero no por los israelíes, si no para que no sepamos nosotros quienes son y así tener impunidad entre los gazatíes. Parecen afganas con burka:
deben morirse de calor, como ellas. Pero todos sabemos quiénes son: sus familias engordan y las demás padecemos hambre. Es que tienen sueldo, son de los pocos que “trabajan”. Saben que serán derrotados y su ilusión es proveer a sus familias si mueren – el famoso “pay for slay” – por matar judíos, aquí y en los territorios. Es por el dinero, nadie cree en esa misógina historia de martirologio y acceso a 72 vírgenes en su horrible paraíso masculino. ¿Acaso no hay mujeres bellas y amorosas entre nosotras, para que tengan que huir al otro mundo?

Me da vergüenza que acepten que un judío rehén valga cien milicianos presos. Tan poco valemos los palestinos que no honran nuestra muerte, solamente la calculan, agregando unos ceros, como saben mentir. Un día se sabrá la verdad y, como siempre, será tarde.
Por eso a veces me pregunto qué hacemos acá en Gaza. La mayoría se iría más rápido que pronto, porque ya ni refugiados somos, después de 75 años, ni tampoco gazatíes originales, que son apenas el 30%. ¿Quién nos quiere? Egipto y Jordania seguro que no.
Hace unos días me entero que el presidente del Libano afirma que no da la ciudadanía a los palestinos, para que no pierdan su status de refugiados. Es lo más estúpido que escuché. Dásela, que sean alguien en tu país.

¿Estamos todos locos? ¡Sí! La izquierda se preocupa por estos refugiados” hereditarios”
protegidos por la corrupta UNWRA y no por los verdaderos perseguidos hoy: sirios, venezolanos, uigures, ucranios, sudaneses. Peor aún el líder Musa Abu Marzuk, que desde Qatar, fresco y caradura, enuncia que: “proteger a los gazatíes no es responsabilidad de Hamas, sino de la ONU”. Lo terrible es que sabemos que es verdad. Amigo, acá sabemos de todo gracias a internet, pero te imaginarás que saber es un riesgo para tu vida. Si hablas y si callas.

Menos entiendo a los LGTTBQ+. Apoyan a Hamas: serían destrozados si entran a Irán o Afganistán, peor si a Gaza. Envueltos en nuestro “keffiye”, celebran el estúpido Palestina desde el río Jordán al mar Mediterráneo. ¿Qué? ¿Matar a todos los israelíes, árabes y a mis familiares, pasarlos a cuchillo como lo hicieron el 7 de octubre? Nunca.
Debo detenerme, ya no hay luz, vertí el dolor de mi corazón y anhelo no haberte turbado.

Pero habrás visto que la muerte es nuestra compañera diaria. Cuando las cosas sean como deben ser, será real el poema que castiga a Hamas: «Jamás merecerán perdón.” 4.

Amigo, quiero hacer una vida normal que ya no sé lo que es. Tener hijos y amarlos, estudiar y hasta reir: eso ya no lo sabemos hacer. Hablo por tantas miles de mujeres aquí, en el agujero nauseabundo en que se ha tornado Gaza.

Y poder componer y leer poemas de amor como sabían hacer las poetas de Herat. Recibe este que acabo de escribir, con mi agradecimiento:

“Amado de mi corazón
eres hermoso como la miel
y me has cautivado
déjame permanecer temblorosa a tu lado
deja que mi caricia amorosa te recorra
pues yo sé cómo alegrar tu corazón
y así amándome
duerme hasta el alba
a mi lado.” 5.

Te ruego, dannos a conocer. Estamos tan solas.
Con un saludo de esperanza y deseando la paz como el bien más preciado, tuya, Fadilah

Y cumplo. Con gente como ella se llega a las estrellas: “Sic itur ad Astra ” dirá Virgilio, el poeta romano.

NOTA: Discúlpeme el lector, pero Fadilah, aunque verosímil, es un personaje de ficción.
Los poemas son de:

1. Somaia Ramish. Activista de derechos humanos y de la mujer en Afganistán. Hoy
exiliada en Rotterdam. Publicó en Francia, Holanda y Japón la compilación de
poemas de todo el mundo: “Ninguna cárcel podrá confinar tu poema”.
2. Moshe Ibn Ezra. Poeta hebreo. Granada S. XI
3. Suheir Hammad. Palestina, activista política, Nueva York.
4. “Jamás merecerán perdón.” Traducido al portugués, inglés y hebreo, de J.Tausk.
5. Anónimo. De la novia al rey sumerio Shu-Sin, hace 40 siglos. 2.000 años antes de
Cristo.
Los poetas de 1 a 4 se dieron a conocer en “Rincón de Poesía” en el streaming
radial de lababilúnica.com

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