Saliendo del closet: ¡por una visibilización de la heterosexualidad!

Saliendo del closet:

¡por una visibilización de la heterosexualidad!

 Juan Tausk

“Un fantasma recorre a la Argentina…” 

Comiendo el triple de miga y moviendo las piezas de ajedrez en la plaza, observamos- el muchacho de diez y yo- a una pareja que se besaba con fruición y entusiasmo. Le digo que me gusta verlos cuando se quieren tanto y que cuando vos seas más grande también vas a venir a la plaza con tu novia y se van a querer y besar. “¡No! Yo voy a ser soltero”, y como relato en un poema:” …suelta la reina/ y se agarra del caballo”. Dos años mas tarde en la plaza – comiendo el “sanguche” y moviendo las piezas – le vuelvo a preguntar. Recalculó: “Sí, pero cuando sea más grande”.  Vamos bien.

Pero cuando relato la primera versión a unos amigos, una eleva su dedo o su enorme falo hacia el cielo y amonesta: “O besar a su novio”. No puedo creer lo que escucho de una tan progre militante de la verdad para todos. ¿Con qué derecho se mete a predicar la norma, lo normal, “le norme”?

Pero vamos a la esencia. ¿Qué tenemos de malo los heterosexuales, que tenemos tan mala prensa? ¿Nos perdimos algún goce maravilloso con el que otros encienden las candilejas?  ¿Debemos refugiarnos en bunkers o placards? Quizás callarnos y dejar hacer.

Desafortunadamente no está sola en esto. Parece que ahora “se curte” la multiplicación milagrosa de las identidades de género. Como textil del Once, hay que decir que se corta mucha tela en este tema. Temo.

Sin ir más lejos, las preguntas del actual censo (2022) son increíbles. Al pedir el sexo registrado al nacer- lo cual es erróneo, porque es el asignado al nacer por el partero- ponen mujer/femenino; varón/masculino y un tercero: X / ninguno de los anteriores.  Lo que es raro, ahí iría intersexual: que tiene anatomía masculina y femenina y por eso no se le asigna sexo, aún: es un trastorno genético, pero no un sexo. En cambio ´ninguno de los anteriores´ no lo determina el médico ni el registro civil. O sea: error intencionado porque en la X va a entrar el sexo por excelencia que, como veremos, es el transgénero. 

Pero el censo pregunta algo más que no le corresponde en absoluto, quizás debido a una desmedida curiosidad de sus realizadores. Nos preguntan: ¿quién crees que sos? Tenés que elegir de una grilla antojadiza pero remoderna y “cool”. Para contestar en familia, como si fuera un “focus group”: te gusta  más la Coca, Pepsi o Cunnington: 1. mujer, 2. mujer trans o travesti, 3. varón, 4. varón trans o travesti, 5. no binario, 6. otras y “last but not least” el insólito 7. sexo “ignorado”. ¡Uau! ¿Cuál es la necesidad de todo esto?  

Ya viste lo que falta. No me refiero a sado/masoquismo (soporte también de la violencia de género), ni exhibicionismo/voyeurismo o sea el soporte de la escena y la visibilización. Eso ya lo resolvieron sin tapujo – sí, sin tapar nada – cualquier culebrón, película u obra teatral y eso sin acceder al porno, que va a desaparecer, te aviso, apurate. Porque no va a aguantar tanta competencia de dudosa calidad pero que al menos tiene alguna historia. Tampoco me refiero a la ausencia de la originaria odisea de salida del closet: la homosexualidad y el lesbianismo – seguro te asombra la inversión de los artículos. Porque todos estos son identidades de género, si se quiere, y sin entrar en detalles, casi siempre binarias: hay masculino y hay femenino, en rol e identidad.  Los invisibilizan al amucharlos en “no binario”. 

Sobre todo falta la tradicional – ¿y patriarcal? – heterosexualidad. ¿Viste? Le cambiaron el nombre, ahora es cisgénero, por oposición a transgénero. La cara degradada del verdadero sexo, como quien dice. O sea que se logra embutir y elevar a categoría de tercer sexo al transgénero. Y no cualquiera, ya que transgénero de mujeres hacia lo masculino son pocos: por lo general la mujer identificada con ser/parecer un hombre es la pareja de la mujer lesbiana. Se trata entonces del hombre tornado mujer. Tanta más mujer que las de verdad, porque viene con pene y sin celulitis. 

Dirás que exagero, quizás, pero no me burlo. Para inscribirse en el Salón Nacional de Artes Visuales (Palais de Glace) en 2022 pedían registrar Sexo atribuido al nacer – dos opciones- y Sexo (a secas) con 4 opciones: Mujer, Varón, Intersexual y Transgénero. Como se ve, se eleva al transgénero a la categoría de sexo, en paridad con los viejos masculino y femenino – como dice la jerga policial – en bulliciosa supremacía que se denomina “visibilizar”.  Había que llenar además uno de identidad de género, de 13 casilleros más “otros”. Si no, no podías inscribir tu obra para el Certamen. (ver: “No hay hombres: acerca de sexos y géneros”. J. Tausk. Inédito, por ahora)

Para ver que no estamos solos, para inscribirte en cursos de Fundaçao Oswaldo Cruz “Fiocruz”: Fundación Nacional de Investigación y Desarrollo en Ciencias Biológicas, vinculada al Ministerio de Salud del Brasil (Fundada en 1900, se dicen la más importante de América latina – estos brasileros…) también debes indicar si  eres mujer císgénero o transgénero. Idem para el hombre (allí siguen usando ese término, pese a que tienen también “varão”) y luego no binario u otro. 

Un avance hacia atrás. Ya dejamos de preguntar sobre raza, color de piel o religión, y ¡vamos a segmentar a la gente por identidad de género! ¿A quién le importa? Basta con decir hombre o mujer. Hay sólo dos sexos biológicos, desde las flores, las musarañas y, como se dice hoy, las personas humanas. ¿Otros? ¿O- tres? 

Pero ahora debemos señalar una verdad más. La palabra “hombre” va desapareciendo y es intencional. Desaparece la palabra y se invisibiliza a los hombres. Es un proyecto político cultural y de control social al que se someten mansamente, pero no todos – Dios me libre – el “establishment”, incluidos los medios, pero sobre todo los heterosexuales, con su silencio. Son intimidados y callados, lo sabemos. Observen que casi toda la literatura que trata el tema de los géneros, el feminismo y la sexualidad, ha eliminado la palabra “hombre” (que pongo entre comillas por su contemporánea rareza) 

Todo esto me lleva a preocupar. Porque si estas luminarias caprichosas, como en los tres casos referidos, ponen sus manos en los manuales ESI (Educación Sexual Integral) en desigual guerra ideológica, temo por los resultados. Tiemblo, por los truenos entre las hojas. Como notificaba Josef Goebels a sus opositores – además de quemarlos vivos-: “A ustedes los perdimos, pero somos dueños de sus hijos”. Reinventaron el lenguaje en base a eufemismos -” Lingua Tertii Imperi” de Viktor Klemperer, joya – bien llamados mentiras.  ¿Te suena?

Tiemblo, sí, ante el supremacismo totalitario de los más diversos colores, sobre todo cuando se siente su fétido aliento respirando en tu nuca. 

Pero vamos a la esencia. ¿Qué tenemos de malo los heterosexuales, que tenemos tan mala prensa? ¿Nos perdimos algún goce maravilloso con el que otros encienden las candilejas?  ¿Debemos refugiarnos en bunkers o placards? Quizás callarnos y dejar hacer.

Y observen que no es cuestionada la mujer, porque nunca será reemplazada, según canta el poeta:

….mi hermosa india

de bronce de metal

resumes en deleite    

la leche eterna

y el amor que bendice

mujer, 

nunca dejes de ser

la que sostiene

al universo

entre tus pechos. 

 “Maternidad” del escultor Pedro Trenti 

   en la Plaza Castelli, Belgrano R

En la Feria del Libro 2022, en el sector de las Provincias, hay stands de la Comunidad musulmana, de la Intersindical de Cultura, sindicales como UPCN y UDA y de Aves Argentinas que trinan de buenas ideas – soy socio, claro. Además, hay uno con auditorio propio: “Espacio de Diversidad Sexual y Cultural: Orgullo y prejuicio”. Ya que no hay mesas redondas sobre nosotros, los heterosexuales, ni figuramos entre la infinidad de libros exhibidos, debiéramos pedirles, si no hay auge pandémico o guerra mundial, que nos hagan un lugarcito cuantimenos. O, mejor aún, para preservar la igualdad de oportunidades, evitar la discriminación y visibilizarnos en nuestra identidad de género, le convendría a la Fundación El Libro, ofrecernos un stand propio en la próxima Feria ”or else…”.

 Lo llamaría “Saliendo del closet: ¡Por una visibilización de la heterosexualidad!”. Eso ya serviría para las consignas de las pancartas en las marchas. Dos por uno ofertaría Coto, que tanto nos conoce. Contenidos: La puesta en valor de la heterosexualidad y de paso dos temitas más. 

El problema de la prostitución, no como oficio heroico, vocación, trabajo sexual y sindicato obrero, sino: “¿Qué hacer ante el auge de los prostíbulos y la trata de blancas y la escasez de denuncias y acciones?”.  

El otro tema: ¿Qué hacer con la justicia penal para que los jueces no flaqueen ante las violaciones con desahogados y viles argumentos, y si alguna, insignificantes penas? Dan pena. 

Sí, heterosexuales silenciados, ninguneados, despreciados y hasta vergonzantes, hombres y mujeres, ¡vamos a visibilizarnos y salir del closet!   

¡Heterosexuales de todo el mundo, uníos! – parafraseando un conocido manifiesto.

 1 “Rafaelitos” en Uruguay, “Finger sandwich” traducen los hoteles porteños.

2 En el insólito lenguaje inclusivә.

3 Barrio comercial textil en Buenos Aires.

4 Pedagógico film de Isabel Sarli para los púberes y adolescentes de entonces.

5 Inglés “Atenete a las consecuencias…”

6 Cadena de supermercados que anuncia: “Yo te conozco”. Como el Big Brother de 1984 de George
Orwell y como se ve en tantos aleccionadores manuales de autoayuda.

7 No te pierdas: “Violación o desahogo sexual: ¿qué hacemos?” J. T. Diario Perfil.

8 Eso que hay placard y hasta armario. Yo prefiero ropero, es más nuestro y tienen más espacio. Cuestión de gustos. Como las identidades de género.

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